El funeral sin muertos
En mi pueblo, los viernes no son días normales. A las seis en punto, cuando el sol apenas se esconde tras las colinas, la caravana negra aparece. Siete coches. Todos iguales. Todos relucientes. Todos con los cristales tintados, tan oscuros que parecen tragarse la luz. La gente baja la mirada cuando pasan. Las persianas se…