El hogar de lo no dicho
Nadie quiere volver a un sitio donde la infancia fue arrancada a dentelladas.Y sin embargo, volví. Cuarenta años después, la casa seguía allí. De pie, como un perro viejo al que nadie acaricia. La verja oxidada, los geranios secos en la misma jardinera de siempre y el buzón lleno de cartas de muertos. Mi madre…